Jorge Lanata falleció este lunes en el Hospital Italiano de Buenos Aires a sus 64 años, después de una larga internación que comenzó en junio. Las últimas 72 horas de su vida estuvieron marcadas por momentos críticos y una salud cada vez más deteriorada, aunque las pasó rodeado por su familia y seres queridos.
Con la esperanza de una recuperación que nunca llegó, sus seres más cercanos permanecieron junto a él. Según su esposa, la platense Elba Marcovecchio, este diciembre fue uno de los más difíciles de su vida, ya que, debido al estado de salud de Lanata, la familia dividió su tiempo entre el hospital y su hogar en Buenos Aires, una Navidad muy diferente a las anteriores.
La abogada había expresado días atrás: «Siempre tengo fe. Una parte mía siempre dice ‘vamos a salir adelante'». Sin embargo, a medida que avanzaba la Navidad, el estado de Lanata empeoraba, y la esperanza de su recuperación se desvanecía.
A lo largo de su internación, Lanata enfrentó múltiples complicaciones de salud. Respiraba de manera espontánea durante el día, pero necesitaba ventilación mecánica por la noche. Además, atravesaba complicaciones respiratorias y trombosis venosa profunda, lo que había complicado su estado desde su ingreso al hospital. A pesar de que se encontraba estable hemodinámicamente, los médicos decidieron posponer su traslado a la Clínica Santa Catalina para iniciar un tratamiento de rehabilitación motora y fonoaudiológica.
Sus hijas, Bárbara y Lola, lo visitaban con frecuencia. Bárbara relató que su padre alternaba entre momentos de lucidez y otros en los que no estaba completamente orientado. A pesar de los altibajos, Lanata mantenía la capacidad de comunicarse, lo que brindó algo de consuelo a su familia en medio de tanta incertidumbre.
En los últimos días, su salud se complicó aún más debido a una úlcera sangrante, que se sumó a las dificultades respiratorias que ya enfrentaba. Su estado se volvió aún más grave y, durante un procedimiento, la falta de respuesta ante ciertos tratamientos aumentó las preocupaciones de los médicos. El pasado jueves, Lanata repuntó, pero el viernes sufrió una recaída que marcó el inicio de su deterioro final.
Los últimos días de Lanata estuvieron rodeados de intervenciones médicas para intentar controlar su presión y mejorar el funcionamiento de su corazón. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, su salud siguió cayendo de manera paulatina.
En sus últimas horas, Lanata estuvo rodeado por su círculo íntimo, entre quienes se encontraba su actual esposa, Elba, y sus tres exmujeres. El emblemático periodista se despidió finalmente este lunes por la tarde dejando una profunda tristeza en los corazones de quienes lo acompañaron hasta el final.