Una trama de dinero y seducciones en redes sociales se investiga en el fuero Penal de La Plata. El acusado declaró y rechazó los cargos

Jorge Ariel Cassinelli Bustos se mueve como nadie en redes sociales, crea perfiles en Instagram en los que se muestra con motos lujosas, caballos, aviones y embarcaciones. Tiene un lenguaje fluido y se caracteriza por su simpatía. Pero detrás de él, según investiga la Justicia de La Plata, se escondería un gran estafador

Está denunciado desde el año 2008 en el fuero Penal de La Plata y hace semanas recibió al menos otra denuncia por una de sus víctimas quien contó su calvario durante su visita a la redacción de 0221.com.ar. Los datos de la joven mujer se mantendrán en reserva.

Cassinelli Bustos fue procesado por el delito de «estafa» en una causa iniciada por una platense. Pero se investigan varios hechos con otras potenciales víctima. El miércoles el acusado declaró ante la fiscal Virginia Bravo, titular de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) 7 de La Plata. Fuentes judiciales confirmaron que tiene otras denuncias que están en proceso. En su indagatoria se confirmó que cumplió dos condenas una por amenazas y coacción, que se cerró con una suspensión de juicio a prueba (probation) y otra por lesiones culposas.

En el documento judicial al que accedió este medio la fiscal dio por acreditado que «simulando solvencia económica y aduciendo ser propietario de una empresa de logística y transporte logra captar la confianza de” de una mujer «quien entre los días 30 de marzo y 4 de abril de 2024, le efectuó cinco transferencias bancarias por la suma total de 138.700 pesos y entregó en mano la suma aproximada de 1.000 dólares, en concepto de préstamo de dinero por una enfermedad simulada y por el pago de un anafe, una computadora, un teléfono celular y una cafetera, que el sujeto refiriera obtener a un precio menor, por contactos obtenidos merced a sus negocios, no devolviendo las sumas ni entregando los elementos».

La denunciante dialogó con este medio, contó su versión del caso y espera una condena en sede judicial.

—¿Cómo empezó todo?

—Me contacta por Instagram este flaco con muchos amigos en común del Club Universitario. Empieza a hablarme. No me interesaba al principio, insistía, como cuando conoces a una persona de manera muy llevadero todo. Al principio me daba un poco desconfianza pero lo agregué al Instagram, no me gusta agregar gente que no conozco, pero como era conocido de una compañera de toda la vida y había vivido en frente de ella, bueno, empecé a dialogar, me invita a salir, no me gustaba mucho, estaba mal yo. Acepto ir a comer y nos ponemos a hablar, me cuenta que tiene una empresañ pero resultó que es un fletero chiquitito de La Plata.

—¿Qué te decía?

—Que tiene una empresa una empresa, dos sedes, con 40 empleados que tiene hasta sede en Zona Franca porque de hecho otros dos perjudicados le dijo yo tengo el camión en Zona Franca.

—¿Cuál fue el primero de los engaños?

—Estoy construyendo y no estaba hábil mentalmente. Me dice, ‘te hago la onda, voy a Uruguay a traerme unas cosas para navegar… ¿querés que te traiga un anafe y una computadora, un celular y una cafetera?’. Me cerró, es hábil, se investiga todo el mercado y confié porque tenía conocidos en común que a ellos no les había perjudicado. Le doy la plata, primero unos 300 dólares y después le doy 700 más; y empieza a correr el tiempo.

—¿Y qué pasó?

—Seguimos hablando, un día me invita a comer afuera, me lo cancela al otro día. Se muere, revive y así empieza todo un chamuyo y las cosas tampoco aparecían. Caigo lamentablemente el fin de semana largo de abril, el último, me empieza a hablar. Yo también estaba mal, mi prima tiene leucemia y, repito, no estaba muy hábil. Empieza a hablar… que ‘fin de semana largo y me cerraron los bancos’, ‘me quedé sin plata’, ‘mis amigos no contestan porque están todos de viaje y estoy con la presión alta’, ‘me estoy por morir tengo la presión muy alta’, ‘la obra social no me responde’… no sé. Primero me pedía la plata, como pegamos buena onda le pasé el dinero.

Más presuntas estafas

En poco tiempo la mujer se dio cuenta que era había sido embaucada y empezó una investigación propia, juntó elementos de prueba y junto a sus abogados Alicia Cagnani Salinas y Guillermo Herscovichdel Estudio Salinas Robert Alcorta, presentaron la documentación en sede judicial.

—Cuando empiezo a darme cuenta que de la truchada me contacto con un conocido que corre triatlón y me dice ‘lo tienen de garca en todos lados, ha cagado a medio mundo en triatlón, al punto que se escondía en los arbustos para para salir primero las carreras’.

La víctima, que fue aceptada como particular damnificada en el proceso penal, en su búsqueda de antecedentes detectó que «tenía otra causa penal del año 2008 con una ex» pareja. Se contactó con la mujer y ella le dio una versión que terminó de confirmar lo que estaba sucediendo: «Es un enfermo, es un garca, tiene causas de todo tipo a mí me cagó 10.000 dólares», le explicó.

—Me empieza a contar que vivió en Magdalena donde no lo pueden ni ver porque también estafó a gente allá, o sea, tiene un prontuario importante y a todo esto digo, bueno, voy a empezar a contactarme, tengo un emprendimiento de marca de ropa y veo en mi muro de Facebook, alguien me preguntaba por él una clienta mía, estaba cagando al marido y a ella con una camioneta que no le transfiere el 08 más una plata que le había dicho que le traía unos repuestos.

La trama en el Colegio Lincoln

La mujer aseveró que una preceptora del Colegio Lincoln de La Plata lo denunció en la Comisaría de la Mujer y aportó la filmación de una cámara de seguridad donde «se ve él, encapuchado, escrachándola en las paredes».

El expediente en La Plata

La instrucción de la causa avanza a paso firme. La abogada Salinas señaló que «ya está iniciada la causa y se juntaron con otras».

—¿Qué elementos de pruebas aportaron?

—Todas las transferencias acreditadas al Banco Provincia que es donde él tiene la cuenta, los audios, las fotos. Los audios guardan coordinación con la transferencia, es decir, por ejemplo, un audio que él la apuraba, ella mandaba la plata.

La víctima señaló que el denunciado «tuvo mala suerte» al toparse con ella. «Cuando le pedí un número de depósito se empezó a poner loco, porque se dio cuenta que podía investigar y ahí empezaron los maltratos», cerró al respecto.

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